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viernes, 8 de enero de 2010

ISABEL OYARZABAL SMITH


Periodista, escritora, dramaturga, traductora, folklorista, actriz y diplomática. Nació en Málaga el día 12 de junio de 1878. Su padre se llamaba Juan Oyarzábal y Bucelli y su Madre Ana Smith y Guithrie. La madre supo educar a su hija con una libertad y perspectiva impensables para la mayoría de la clase social a la que pertenecían.

Su padre era un hombre más conservador, aunque tolerante, debido quizás a su educación en el extranjero. A Isabel, la conciencia de clase se le despertó a una edad muy temprana. Alumna de las monjas de la Asunción, daba clases en la «escuela de las niñas pobres», hijas de las familias que vivían en las barracas del monte Gibralfaro. A cambio, los padres debían asistir a misa para corresponder a este servicio y a las ayudas de víveres y ropas que la burguesía les proporciona.

Este chantaje no es admitido por Isabel y así se lo hace saber a su padre.

En 1909 se casa con Ceferino Palencia, de quien adopta el apellido. El matrimonio tuvo un hijo y una hija. Sus colaboraciones crecen en las revistas españolas Blanco y Negro, El Heraldo, Nuevo Mundo, La Esfera.

En 1918 comienza su militancia feminista en la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), de la que llegó a ser presidenta. En 1920 asistiría como delegada al Congreso de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer

(Ginebra), como Secretaria del Consejo Supremo Feminista de España. Su sección del diario El Sol, «Crónicas Femeninas», las firmaba como Beatriz Galindo. A esta faceta de mujer triunfadora se le oponía su fracaso matrimonial. A los adulterios del marido respondió con la intensificación de su trabajo feminista. Por primera vez, tuvo la oportunidad de conocer un ateneo obrero cuando la invitaron a dar una conferencia sobre la educación de las mujeres en la Casa del Pueblo, sorprendiéndose de la inteligencia natural de la clase trabajadora.

Muy lejos de esta actividad son sus conferencias sobre folklore y moda en ciudades como Montreal, Miami, Nueva York o San Francisco, recogidas en un libro titulado E l traje re g i o n a l de España (1926). Su sensibilidad también la llevó a publicar y dar c o n f e rencias sobre los problemas de la infancia: El alma del niño (1921). En 1926 es vicepresidenta, con Victoria Kent,del Lyceum Club Femenino. A finales de 1920 su participación en la vida política se intensifica. En 1929 preside la Liga Femenina Española por la Paz y la Libertad y se especializa en Derecho Internacional. Fue la única mujer que formó parte de la Comisión Permanente de la Esclavitud en las Naciones Unidas. En 1930, consiguió entrar en la cárcel y fotografiar al Comité Revolucionario Republicano. Sus fotografías se publicaron en el Daily Herald de Londres.

En 1931 su candidatura aparece en las listas del Partido Socialista. Su implicación con la República es total: Consejera Gubernamental de la XV Conferencia Internacional del Trabajo (Ginebra, 1931), vocal del Consejo del Patronato del Instituto de Reeducación Profesional, delegada en la Sociedad de Naciones... En 1933 gana por concurso-oposición una plaza de Inspectora Provincial y representa al gobierno de la República en la Sociedad de Naciones. Actuó como ministro plenipotenciario (hecho insólito para una mujer) en nombre de la República, en el seno de las Naciones Unidas. Se implica también en el Comité Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo. En 1935 asiste como representante de los trabajadores a la Conferencia Internacional del Trabajo, en Ginebra (no quiso aceptar representar a un Gobierno «autoritario»).

Declarada la guerra, en 1936, pasa a formar parte de la Comisión de Auxilio Femenino. En Octubre de ese año es nombrada Ministro Plenipotenciario de segunda clase y se le destina a Estocolmo. Su labor durante esos meses se desarrolló en una febril actividad en pro de la República.

En abril de 1939 abandona la embajada y se dispone, con toda su familia, liberada ya de los campos de concentración franceses, a iniciar su exilio en México.
Continuó con su actividad creativa y su militancia activa feminista. Murió en México, en 1974, un año antes que el dictador. Durante todos los años que duró su exilio conservó como un talismán tres cintas con los colores republicanos que quedaron prendidas de sus manos cuando embarcó en el puerto noruego que la llevaba a su destino de exiliada, junto a tantos españoles.

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