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domingo, 31 de enero de 2010

Honduras ha cambiado para siempre.


Honduras ha cambiado para siempre
x Juan Barahona Discurso de Juan Barahona en los actos de traspaso de poder desde el Presidente Zelaya hacia el pueblo hondureño representado en el Frente Nacional de Resistencia Popular

Honduras ha cambiado para siempre. Nuestro pueblo, hoy alzado contra la dictadura del enemigo oligárquico e imperialista, se ha convertido en un gigante de la dignidad, el sacrificio y la conciencia. Nunca antes en nuestra historia estuvimos más unidos los sectores populares, nunca antes se tuvo tanta conciencia de los derechos de los hombres y mujeres pobres, nunca antes se mostró tan claramente la naturaleza explotadora, totalitaria y asesina de los que han sido dueños de este país y que hoy tiemblan ante la fuerza arrolladora de la Resistencia Popular.

Hoy, a pesar de decirlo en el fragor de la lucha y en el mismo momento en que las fuerzas del atraso juramentan a su nuevo testaferro, podemos afirmar con todo orgullo que hemos despertado y somos capaces de construir nuestro futuro.

Antes de continuar, permítanme un acto solemne e imperativo: recordemos a las mujeres y los hombres que han ofrendado su vida en esta lucha, asesinados de manera cobarde y traicionera por las fuerzas de terror del régimen de facto. Con ellas y ellos recorrimos juntos las calles, respiramos los mismos gases envenenados, recibimos la misma metralla, la misma cárcel, la misma humillación. Pero también, con ellas y ellos escribimos los pasajes más hermosos de lucha y resistencia que tuvo nuestra patria.

¡El día que su corazón se detuvo, murieron para vivir eternamente en nuestros corazones y en nuestra lucha!

¡Viva el ejemplo de los héroes del Pueblo!

¡Sangre de mártires! …¡Semilla de Libertad!

Por ellos y ellas juramos que no habrá descanso, que no negociaremos los principios jamás, que no perdonaremos la traición y que vamos a transformar este país para que sea libre, democrático, justo y verdaderamente independiente.

Luchamos por la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente Popular que sea revolucionaria y vaya más allá de reformas tibias que dejarían intacto el sistema de privilegios mediante el cual los poderosos viven con infinitos lujos a costa de la explotación del trabajo de los pobres y el robo de los bienes públicos y la extracción inmisericorde los recursos naturales.

Nos planteamos una sociedad nueva, un ser humano nuevo, que no exalte el egoísmo como valor supremo, sino que pretenda el desarrollo integral de la colectividad. Aspiramos a forjar personas solidarias, que sientan como propias las miserias de los demás y que luchen por eliminar las desigualdades sociales que provocan el capitalismo, el patriarcado y el racismo.

Peleamos por una patria libre de injerencias externas, sin bases militares que sirvan para dañar a nuestros hermanos centroamericanos, sin transnacionales que roben nuestras riquezas impunemente, sin clases políticas que reciban órdenes desde el imperio. Luchamos por la integración de los pueblos latinoamericanos y la unión de Centroamérica.

Así lo soñaron José Cecilio del Valle, Cabañas, Visitación Padilla, Graciela García, José Martí, Juan Pablo Wainwrigh, Manuel Cálix Herrera, Sandino, Farabundo. Nuestros próceres y los grandes líderes históricos del Pueblo Hondureño y de los pueblos centroamericanos. Ese fue el ejemplo de Morazán, nuestro máximo referente, quien a pesar de haber vivido hace doscientos años, nos dejó un legado de dignidad y entereza que aún hoy es una afrenta para los enemigos del progreso.

Francisco Morazán fue asesinado hace 168 años por una oligarquía retrógrada y cobarde, confabulada con el imperio de su tiempo, tal como hace la oligarquía hondureña de hoy. Si Morazán viviera en este tiempo, sus enemigos estarían en el COHEP y en la ANDI, sus enemigos llevarían los nombres de Goriletti, Elvin Santos, Pepe Lobo, Carlos Flores, Adolfo Facussé, Rafael Callejas, Rafael Ferrari y otros cuya larga lista da nauseas mencionar.

Si Morazán viviera hoy, la clase política que usurpa los poderes del Estado, mandaría contra él al ejército y a la policía, tal como la mandan contra nosotros, que somos los continuadores de las luchas por la soberanía y la libertad de nuestro pueblo.

¡Qué gran diferencia con el Ejercito Defensor de la Ley que él comandó en contra de los oligarcas de su tiempo!

¿Qué sentiría el General Morazán si viera a los militares y policías disparando contra compatriotas desarmados, moliendo a toletazos a niños y ancianos, violando y ultrajando a mujeres y niñas indefensas, y torturando a nuestros jóvenes? El insigne General, se moriría de la vergüenza.

Aunque siempre lo hemos sabido, nunca como hoy queda tan claro que la cúpula de las Fuerzas Armadas no sirve para ganar guerras, sólo sirven para dar Golpes de Estado con los que derrocan gobiernos legítimamente electos, cuando así se los ordena su amo del norte o la minoritaria oligarquía, explotadora y corrupta.

No está lejano el día en que esos Generales pagarán sus delitos acompañando también a los empresarios y políticos golpistas en las cárceles de la Nueva Honduras.

Pero también ha quedado claro que detrás de los enemigos locales del Pueblo hondureño, se encuentra el enemigo numero uno de todos los pueblos: el imperio norteamericano. Si no hubiera contado con su apoyo, esta oligarquía cobarde nunca se habría atrevido a dar este Golpe, desafiando a la mayoría de la nación y mucho menos al mundo.

Los funcionarios norteamericanos son tan cínicos que, tras haber preparado detalladamente el Golpe con sus siervos locales, fingieron después estar en contra, ocultando su verdadero propósito de legitimar la dictadura mediante la tramposa negociación de San José y mediante unas elecciones fraudulentas.

Ahora, con número inflados, los golpistas y su hipócrita amo del Norte, tratan de engañar a los pueblos y gobiernos del mundo haciéndoles creer que aquí hubo “elecciones democráticas”.

¿Hubo elecciones democráticas, compañeros? NO, lo que hubo fue una FARSA. Al pueblo hondureño no lo engañan, porque aquí nos conocemos y sabemos que cuatro gatos fueron a votar.

Aún así, quieren engañar al mundo. Con lo que no contaban es que el mundo ha cambiado y si antes casi todos agachaban la cabeza, hoy muchos pueblos tienen gobiernos dignos que no se arrodillan ante el dólar.

Por eso a esa toma de posesión espuria no viene la mayoría de gobiernos del mundo. Vienen unos cuantos, los más serviles. Este rechazo del mundo es un triunfo de nuestra lucha compañeros. Gracias a esta batalla no han podido hacer un Golpe para la exportación.

De todos modos, los golpistas siguen con el guion preparado por el imperio.

El siguiente paso es intentar arrebatarnos las conquistas que logramos durante el gobierno del Presidente Manuel Zelaya. Los golpistas usan los medios de comunicación a su disposición, los púlpitos tarifados de las cúpulas de las iglesias conservadoras y la ONGs vendidas, para promocionar un “Plan de País” que es sólo la continuación del modelo neoliberal, que sumió en la pobreza a una gran cantidad de personas y que hipotecó el futuro de varias generaciones de hondureños y hondureñas.

En el fondo lo que pretenden es cumplir la agenda del Golpe de Estado. Su objetivo es destruir el Estatuto del Docente, aprobar un nuevo Paquetazo para sacarnos más impuestos, dejar estancado el salario mínimo o bajarlo si pudieran, subir los precios de los combustibles y las ganancias de las transnacionales, llevarse nuestros recursos minerales, privatizar el agua, saquear nuestras finanzas, entre otras pestes. ¡Pues para eso dieron el Golpe estos canallas!

¿Por qué habríamos de creer en las promesas de una clase explotadora que tuvo 30 años para demostrar que su sistema neoliberal funciona? ¿Cómo pretenden que el pueblo se fíe de un gobierno integrado por golpistas, represores, ladrones, fantoches y farsantes?

No puede depositarse ninguna confianza en el régimen que se impone a punta de bayonetas. La mentira y el engaño es su norma. Basta ver cómo se hacen “juicios” de mentiras entre ellos para ser “sobreseídos” de sus pecados y hacerle creer a los incautos que aquí no paso nada. Luego le dicen al mundo que aquí todo es “armonía” y “reconciliación”, a pesar que nos siguen matando compañeros y compañeras, a pesar que muchos van al exilio y otros son amenazados a muerte todos los días. Llegan al ridículo de hacer un show para fingir que el dictadorzuelo de Goriletti se aparta del camino.

¡Y así quieren que nos prestemos a participar en su “diálogo”!

La Resistencia Popular no participará en esa farsa del dialogo de la oligarquía y mucho menos en su gobierno espurio.

Los golpistas no tienen ninguna posibilidad de engañar más a este pueblo que alcanzó niveles de conciencia superiores a cualquier momento anterior. La gran mayoría de hondureños y hondureñas sabe que Pepe Lobo es la continuación de la dictadura, es la continuación del neoliberalismo, es la garantía del imperio para usar a Honduras como base de operaciones militares y su apuesta para detener los procesos de cambio en América latina.

Pepe Lobo NO ES NUESTRO PRESIDENTE, como Goriletti tampoco lo fue. Es el “presidente” de los Kaffati, Hándal, Facussé, Ferrari, Maduro, Callejas, entre otros; es el “presidente” de los traidores, de los corruptos, de los entreguistas.

Por eso, hoy la Banda Presidencial legítima no pasa al Lobo; quien la recibe es el pueblo luchador, el pueblo digno. Hoy la Banda Presidencial la recibe, en nombre la mayoría de la población, ¡el Frente Nacional de Resistencia Popular!

Es, por supuesto, un honor que como Resistencia se nos haga este traspaso de las manos del legítimo Presidente Manuel Zelaya, el único que fuera electo por la voluntad mayoritaria del Pueblo.

Compañeros y compañeras,

La Resistencia no recibe esta banda como un trofeo o un simple reconocimiento a su esfuerzo. Sino que lo recibe como una altísima responsabilidad: la de representar al Pueblo y lograr que prevalezca la verdadera Democracia participativa y popular.

Ahora bien, el camino frente a nosotros se presenta lleno de desafíos, el Frente Nacional de Resistencia Popular es ya una fuerza nacional con impresionantes capacidades de movilización y una arrolladora simpatía, pero hacer falta dar pasos importantes hacia su consolidación.

Desde ahora la consigna es ¡Organización! ¡Movilización! ¡Formación!

Estos tres ejes de trabajo deben ser asumidos por los núcleos de Resistencia en cada barrio, en cada comunidad rural, en cada centro de trabajo, y en cada uno de ellos debe primar la democracia interna. El FNRP debe canalizar las necesidades de grupos de Campesinos, obreros, indígenas, negros, grupos LGTB, artistas, pobladores urbano- marginales, micro pequeños y medianos empresarios, movimientos ambientalistas, mujeres, organizaciones estudiantiles, fuerzas políticas progresistas y democráticas, maestros, profesionales, grupos de derechos humanos, jóvenes, iglesias populares, y otras organizaciones. Es decir, de todos los sectores explotados, oprimidos y marginados de nuestra nación, sin excepción alguna.

El abanico de ideologías que integran el Frente debe asumir una actitud de debate sincero y maduro, la unidad dentro de la diversidad es la característica más valiosa que hasta hoy tenemos y es necesario fortalecerla. En ese sentido es necesario reconocer el liderazgo y actitud de nuestro presidente Manuel Zelaya Rosales, quien ha llegado al extremo de sacrificarse y arriesgar su vida para luchar por la democratización de nuestra Patria.

Hoy el Presidente Zelaya ha vencido los inútiles intentos de quebrar su voluntad y opacar su ejemplo. Es también una manera digna de cerrar un ciclo en el que por primera vez desde que se reiniciaron las elecciones en nuestro país, un presidente se acerco a las necesidades del pueblo, que se enfrentó a la clases más conservadoras del país, y fue capaz de asumir la agenda de los sectores populares.

¡Qué pequeños se ven sus enemigos! ¡Cuán cobardes se han mostrado!

Compañero Presidente, sepa que la Resistencia lo aprecia como un líder incuestionable, A su regreso encontrará un pueblo en lucha, indetenible, y con más valor y más ganas de derrotar la dictadura. También una Resistencia Popular mejor organizada y más consciente.

El Pueblo Hondureño inicia a partir de este momento, una etapa distinta en la lucha por la construcción de un país nuevo.

El Frente Nacional de Resistencia Popular, tiene claridad del reto asumido y como lo dice literalmente su plan estratégico, deberá “Fortalecerse como instrumento de poder popular, para la conquista del poder, construyendo una nueva institucionalidad hacía la refundación de la República, para el surgimiento de una nueva democracia popular en la que participemos todos y todas y seamos protagonistas de un Estado de justicia social, para garantizar la solidaridad, la libertad y la independencia, a través de una Asamblea Nacional Constituyente que formule y apruebe la primera constitución Política hecha por el pueblo, con una visión latinoamericanista.”

El camino no será fácil, estará lleno de obstáculos y sacrificios, pero tenemos la certeza de que al final triunfaremos frente a la oligarquía y sus amos imperiales.

De nuestro lado tenemos el respaldo del pueblo, la experiencia de la lucha popular y la conciencia de lo justo de nuestras aspiraciones.

Sabremos responder a la responsabilidad que hoy asumimos.

¡Viva el pueblo heroico de Morazán!

¡Viva el Presidente Manuel Zelaya Rosales!

¡Viva el Frente Nacional de Resistencia Popular!

¡Viva la Asamblea Nacional Constituyente Popular!

¡Resistimos y Venceremos!

FRENTE NACIONAL DE RESISTENCIA POPULAR
Tegucigalpa, M.D.C., 27 de enero de 2010
Fuente: La Haine

miércoles, 20 de enero de 2010

martes, 19 de enero de 2010

viernes, 8 de enero de 2010

Emma Goldman: La mujer más peligrosa del mundo



Pepe Gutiérrez-Álvarez (Para Kaos en la Red)

Cuando Emma Goldman, que había sido llamada por la prensa norteamericana «la mujer más peligrosa del mundo", murió oscuramente en un lugar de Canadá, un periodista llamado William Marion Reedy escribió que aquella pequeña pero formidable judía había estado «ocho mil años adelantada a la de su época". Sin duda, hay que considerar ésta como una opinión bastante exaltada, pero no sería injusto decir que estuvo (en muchos aspectos) muy por delante de su tiempo. Esta brillante discípula de Bakunin y de Nietzsche, no destacó siempre a igual altura, pero durante unos años llegó a convertirse en una auténtica pesadilla para el orden establecido norteamericano y en el terreno de la liberación de la mujer su voz resulta plenamente actual.

En su larga trayectoria vital, Emma recorre distintos momentos de la historia moderna; momentos que para esquematizar podemos dividir en dos partes y cuyo punto de separación tendría que ser la Primera Guerra Mundial.

Durante la etapa de preguerra, Emma fue una de las cabezas más visibles del radicalismo norteamericano, portavoz y símbolo de innumerables luchas desarrolladas contra los abusos y arbitrariedades del Estado liberal más represivo de su tiempo y sus posiciones anarcoindividualistas sé confunden a veces con las de la izquierda radical liberal o socialista. Posteriormente, su actuación al frente de la Liga Antiguerra sobrepasó los límites de libertad que podía conceder un Estado agresivo dispuesto a no perder la posibilidad abierta con la Gran Guerra de convertirse en una especie de tutor dominante del imperialismo británico todavía primer eslabón de la cadena imperialista. Desde entonces ya nada fue igual. Ningún gobierno, ningún otro Estado permitiría nunca más los márgenes de libertad que Emma había conocido en la preguerra; el mundo había cambiado de base y el liberalismo de la época del capitalismo concurrencial entró en el Museo de la Historia. Su vida y su época, concluyen abruptamente con la derrota de la República española atenazada entre el fascismo, el estalinismo y el liberalismo decadente, y el significado de todos estos fenómenos político-sociales la sobrepasaron. Ni siquiera consiguió sentirse de acuerdo con los dirigentes anarcosindicalistas españoles.

Esta “anarquista de ambos mundos", como la ha llamado José Peirats; nunca fue una militante organizada aunque tuvo parcialmente el mérito de sacar el anarquismo estadounidense del pantano individualista, germanista y terrorista en que lo había encerrado la poderosa personalidad de Johann Most (1). Tampoco fue una pensadora original. Su pensamiento es una peculiar síntesis de diversas escuelas anarquistas junto con unas buenas dosis de Nietszche y en sus reflexiones no trata de penetrar en los vericuetos de las contradicciones sociales. Sin embargo, sí fue una activista en el sentido más pleno de la palabra y en sus escritos se hizo eco de algunas de las concepciones más osadas y avanzadas de su época y les dio una proyección militante. A pesar de su individualismo tuvo la capacidad de identificarse con todas las causas -incluso las que causaban pavor entre sus compañeros-, y no tuvo miedo en nadar contra la corriente. Sólo que las olas que encontró desde que salió de Norteamérica eran más altas y más complejas que las que había combatido hasta entonces.

La rebeldía de Emma Goldman se gestó originalmente en la Rusia zarista donde había nacido el año 1869. En sus Memorias (2) recuerda a su padre, un trabajador que vivía en el ghetto judío, como “la pesadilla de mi infancia". Su madre, continuamente brutalizada por su marido -lo que era perfectamente legal en la legislación zarista-, tenía totalmente asumido el papel de mujer sumisa y atada a las tradiciones y costumbres, como lo demuestra el hecho de que cuando Emma empezó a menstruar a los once años, le dio una sonora bofetada y un rudo consejo: “Es lo que necesita una joven cuando se convierte en mujer, como protección contra la desgracia". El padre se quejaba constantemente de que Emma no hubiera sido el niño que él esperaba y preparaba para ella un destino idéntico al que conocía su madre. No tenía por qué saber nada: “Las jóvenes no tienen por qué saber demasiado, le gritó en una ocasión, sólo deben saber preparar un buen plato de pescado, cortar bien Ios tallarines, y dar al hombre muchos hijos”.

Desde luego, esto no era precisamente lo que soñaba Emma que era una niña muy imaginativa. Desde muy temprana edad se planteó dedicarse a la medicina, pero no tardó en comprobar que esto era prácticamente imposible. Su paso por la escuela primaria resultó brillante por su inteligencia natural, pero fue también tan conflictiva que vio denegado su permiso para acceder a la enseñanza secundaria. Tenía trece años cuando su familia se trasladó a San Petersburgo que era entonces el centro industrial e intelectual de todas las Rusias. Inmediatamente comenzó a ganarse la vida trabajando como obrera y al poco tiempo tuvo relaciones con miembros del movimiento nihilista que conocía por aquella época su apogeo, destacando en su interior una impresionante hornada de mujeres antizaristas como Vera Figner, Vera Sazsulith, Praskovia Ivanóvskaya, OIga Liubatóvicht y Elizabeth Noválskaya (3). No obstante, debido a su extrema juventud, su intervención en el movimiento oposicionista fue ínfima, aunque estas relaciones tensaron su vocación de rebelde.

En 1884, su padre arregló a muy «buen precio" su boda y creyó con ello poder domesticar al fin a su indómita hija, pero no fue así, Emma no consintió y amenazó con lanzarse al helado Volga sí la obligaban y en un momento determinado se puso de pie en el borde de uno de sus puentes. Su padre tuvo entonces que ceder, pero las tensiones con él fueron agravándose hasta que un año después Emma pudo huir a América, la «tierra prometida" para tantos rusos y sé estableció en Rochester junto con su hermana mayor. Ésta vivía en unas condiciones terribles y durante un tiempo Emma se vio sola y derrotada. Encontró trabajo en una fábrica y al poco tiempo después cometió la flaqueza de casarse con Jacob Kershher, un compañero suyo de trabajo, amable y cariñoso, pero a la postre un marido convencional que acabó haciéndosele insoportable.

Fue durante este tiempo de recién casada cuando Emma comenzó a frecuentar indistintamente los medios anarquistas y marxistas, pero tras un breve espacio de tiempo de indecisión tomó partido por los primeros fuertemente influenciada por el caso de los “mártires de Chicago" (4). Desde entonces siguió el proceso en todos sus detalles, hizo campaña a favor de los inculpados y leyó todo lo que sobre la anarquía le cayó entre las manos. Cuando los acusados fueron condenados a muerte, Emma dice que se sintió como si naciera de nuevo: había que cambiarlo todo. Se juramentó dedicar desde aquel momento a la actividad revolucionaria y lo primero que hizo fue divorciarse de su primer marido.

En Nueva York conoció a Johann Most, un ex-marxista alemán que había sido expulsado del Partido Socialdemócrata alemán por su “extremismo” y que se había convertido en el anarquista más afín con la teoría de la “propaganda por el hecho" o sea de la acción terrorista contra la injusticia y sus representantes llegando a escribir un tratado sobre diversas maneras de emplear esta clase de violencia minoritaria. Su personalidad atrajo fuertemente a Emma durante cierto tiempo y pasó a ser además de su discípula, su amante. Esto no duró mucho y Emma empezó a cuestionar ambos roles. Los métodos dominantes de Johann la rebelaron y su actuación le pareció sectaria ya que se restringía a los medios germanos y carecía de perspectiva de futuro ya que no iba en función de las exigencias de las luchas de masas. Emma no estaba persuadida de la bondad de un movimiento organizado (aunque cooperó con entusiasmo al lado de los sindicalistas revolucionarios), pero pensaba que la violencia podía aparecer como gratuita y no como una acción justiciera clara, al servicio de los trabajadores.

La ruptura entre Johann y Emma fue al mismo tiempo una crisis de un sector importante del anarquismo norteamericano y la parte que siguió el ejemplo de ella se abrió al movimiento real y rehuyó el ghetto de los diversos sectores de inmigrantes.

El lugar que había dejado vacío Johann no tardó en ser ocupado y esta vez por dos hombres a la vez. Se trataba de Alexander Berkman, que desde entonces pasó a ser su compañero casi inseparable, y un pintor también de origen ruso como Berkman y con los que estableció un menage a trois que transcurrió sin incidentes internos dignos de mención, pero que al puritanismo norteamericano le pareció el colmo de la perversidad.

Todo terminó sin embargo cuando Alexander, profundamente indignado por la masacre que la patronal había ocasionado entre los obreros con motivo de la huelga de Hamestead Steel, decidió ejecutar por su propia cuenta a Henry Clay Frick, un “tiburón de la industria" y responsable de la actuación de los pistoleros de la Pirkenton que habían disparado. El asunto no era fácil, con muchas dificultades consiguieron dinero para viajar a Pensylvania, el lugar de los hechos, pero carecían dé armas. Siempre al lado de Alexander, Emma llegó Basta el punto de intentar (sin éxito) ejercer la prostitución para conseguir el dinero, para comprarlas. Cuando lo consiguieron, el 12 de julio de 1892, Alexander se trasladó a Pittsburg y cumplió parcialmente su propósito ya que el gran magnate sólo resultó herido y no tardó en recuperarse. La naturaleza de clase de la justicia norteamericana se puso de manifiesto cuando el atentado de Berkman que no daba judicialmente para más de siete años por «homicidio frustrado" es condenado a veintidós años de cárcel mientras que Henry Clay Frick, responsable del asesinato de diez obreros no tuvo ni que pasar por la comisaría.

Después de este acontecimiento Emma consiguió la celebridad como incendiaria y roja. Protagonista de una gran campaña en defensa de su compañero y amante, demostró ser una soberbia oradora con una gran fuerza y convicción, aunque a pesar de todo no pudo evitar la suerte de Berkman que descendió literalmente a los infiernos del sistema penitenciario yanqui. Del "caso Berkman" Emma pasó a defender otras causas de la libertad y del movimiento obrero, ocasionando cada vez mayor escándalo y miedo entre los bien pensantes. El colmo de su actuación, que asombró a propios y extraños, tuvo lugar cuando asumió la defensa de León Czolgosz, un obrero de origen polaco que había causado la muerte del presidente McKinley en un atentado con una bomba. La prensa desarrollará entonces una gran campaña presentándola como la instigadora del crimen, aunque en realidad no había tenido nada que ver con éste (5) Ciertamente, Emma estaba muy lejos de aprobar la actuación de Czolgosz, pero estaba convencida que éste había actuado por indignación justiciera.

Por otro lado, ¿qué era un atentado individual? Poco, si se le comparaba con la represión y la muerte de decenas de sindicalistas y trabajadores. Así, si Czolgosz era culpable, ¿qué no sería el primer representante de la patronal En otra ocasión, cuando en plena guerra mundial, cuando un policía le habló de un atentado terrorista le respondió que en comparación con el terrorismo que se estaba desarrollando en Europa, aquel atentado «era pura bagatela". En este punto la posición de Emma tuvo lejos de alcanzar el rigor y el repudio que tuvo en otros anarquistas conocidos y sobre todo en los marxistas. Con actuaciones como ésta no tardó en hacerse sumamente impopular para los poderes públicos. La policía la vigilaba constantemente, obstaculizaba siempre que podía sus actividades, y la detuvo en tantísimas ocasiones que siempre llevaba consigo un libro para no perder demasiado el tiempo en prisión. La prensa sensacionalista la atacó continuamente. Se la culpó de ser la instigadora de numerosas luchas obreras promovidas, a veces espontáneamente y, a veces, por los "wobbies" (militantes del IWW), de conspirar para derrocar el gobierno constitucional, de revelar información sobre el control de la natalidad... de antipatriota y, por supuesto, de prostituta. Al margen de diversas detenciones menores, purgó durante dos años en una prisión federal donde en poco tiempo se situó a la cabeza de la lucha por la dignidad humana. Por ello desafió duramente a celadoras, policías, autoridades y tenebrosas celdas de castigo. Su actuación se dejó sentir y logró modificar bastantes cosas, y sobre todo ganó para esta causa a otra recluso, Kate O’Hara, que con el tiempo se haría famosa cuando tras salir de libertad se trasladó a California e inició desde allí una campaña de protesta contra los métodos carcelarios imperantes y con el tiempo llegó a ser directora de penales llevando a cabo notables reformas en el sistema.

En la cuestión del feminismo se puede decir, con palabras de Nietszche, que la Goldman fue una mujer contra su tiempo: el carácter vanguardista de sus concepciones llegó a soliviantar al mismísimo Kropotkin, el «príncipe anarquista" que la consideró excesivamente avanzadas. Fue llamada no sin motivo, la «Reina de los anarquistas" y simbolizó durante su época las posiciones de autonomía femenina, de amor libre, de una total falta de prejuicios... Emma llegó hasta asumir la defensa de los homosexuales, algo que casi ningún revolucionario notorio de su tiempo se atrevió a hacer.

En su formación revolucionaria, Emma fue antes feminista radical que anarquista. Como dice muy bien Alix Shulman, Emma: “Utilizó la doctrina anarquista para explicar la opresión que padecían las mujeres, pues sabía muy bien que la raíz de semejante opresión era más profunda que las instituciones. Cuando su anarquismo entraba en conflicto con su feminismo, reaccionaba siempre como feminista. A semejanza de muchas mujeres de la izquierda actual, se rebeló cuando los hombres radicales le menospreciaban por el sólo hecho de ser mujer...” (6)

El ideario personal de Emma era bastante distinto del de las corrientes feministas entonces predominantes, entre las cuales el anarquismo no se contaba. No podía estar de acuerdo de ninguna manera, con las sufragistas, ni en los medios ni en los fines; Emma no consideraba el sufragio una conquista importante y menos para formar parte de una democracia burguesa. Estaba un poco más de acuerdo con las socialistas que ponían un notable énfasis en la emancipación económica de la mujer, pero consideraba los partidos como una cadena y desconfiaba de cualquier programa político. Para Emma era mucho más importante el factor ideológico y creía que el centro del problema radicaba en el machismo, en el hecho de que los hombres eran “tiranos inconscientes" y la sumisión actuaba sobre las mujeres como un «tirano interno".

La mujer estaba educada para ejercer como tal (“Casi desde la infancia, escribió, las jóvenes aprenden que el más alto objetivo en la vida es el matrimonio"), eran incapacitadas para el goce sexual, por lo cual «la vida de estas muchachas se destruye por la frustración". En el momento en que la mujer contempla la sexualidad de igual a igual que el hombre, sistemáticamente es tratada como alguien monstruoso o enfermizo. Hasta los hombres más avanzados se sienten incómodos ante mujeres así y actúan sin excepción en plan dominante. Por eso, Emma tiene claro que la emancipación de la mujer será obra de la mujer misma:

El desarrollo de la mujer), su libertad, su independencia, deben de surgir de ella misma, y es ella quien deberá llevarlos a cabo. Primero, afirmándose como personalidad y no como mercancía sexual. Segundo, rechazando el derecho de cualquiera que pretenda ejercer sobre su cuerpo; negándose a engendrar hijos, a menos que sea ella quien los desee; negándose a ser la sierva de Dios, del Estado, de la sociedad, de la familia, etc., haciendo que su vida sea más simple, pero también más profunda y más rica. Es decir, tratando de aprender el sentido y la sustancia de la vida en todos sus complejos aspectos, liberándose del temor a la opinión ya la condena pública. Sólo eso, y no el voto, hará a la mujer libre (7).

Sin embargo, aunque en lo fundamental, será difícil encontrar hoy alguna feminista que no esté de acuerdo con lo que aquí se dice, en el último aspecto la posición de Emma careció de cualquier proyección al margen de las huestes ácratas, entre las cuales destacó también otra gran personalidad femenina llamada Voltairine de Cleyre (8). La mayoría del feminismo militante nunca subestimó la importancia de la lucha por un derecho que le permitió conocer, como diría Emmeline Pankhurst, “la alegría de la lucha", y sentar las bases de movimientos ulteriores. La mujer no habría llegado a hacer las conquistas que ha hecho sin el sufragismo y sin la labor de las socialistas en los partidos y sindicatos obreros. El punto más débil de Emma fue su vanguardismo que sólo conectó con las masas precisamente en aquellos momentos en que las luchas concretas cobraban alas a partir de una pequeña reivindicación. . .

Fueron muy pocas las mujeres de su época las que llegaron a repudiar el puritanismo como ella. Emma estaba convencida de que el sexo era «tan vital como la comida y el aire", y subrayó la contradicción que existía en el hecho de que las mujeres fueran obligadas por una parte a ser asexuadas y por otra, a vender su cuerpo a través del matrimonio o la prostitución pública. Llegó a estas conclusiones no a través de una sistematización teórica -aunque fue muy influida por Havelock Ellis y por Margaret Sangers-, sino a través de una ardua experiencia conseguida cuando trabajó en diferentes ocasiones como obrera y, sobre todo, cuando ejerció durante algún tiempo como asistente sanitaria. En su inquieta vida, también trató en múltiples ocasiones con «mujeres de vida fácil" en las que encontró no pocas amigas que la apoyaron y la escondieron en momentos verdaderamente difíciles cuando huía de la policía o de los pistoleros de la patronal preocupados por sus denuncias de las injusticias laborales o de otros problemas. Emma llegó a ver en estas mujeres una paradójica síntesis del problema femenino:

No existe un sólo lugar donde la mujer sea tratada sobre la base de su capacidad de trabajo, sino a su sexo. Por tanto, es casi inevitable que deba pagar con favores sexuales su derecho a existir, a conservar una posición en cualquier aspecto. En consecuencia, es sólo una cuestión de grado el que se venda a un sólo hombre, dentro o fuera del matrimonio o a muchos. Aunque nuestros reformadores no quieran admitirlo, la inferioridad económica y social de las mujeres es la responsable de la prostitución (9).

Con opiniones como ésta, no era de extrañar que Emma pareciera una auténtica bestia negra a unas autoridades puritanas e hipócritas. Un periodista diría que “fue enviada a prisión por sostener que las mujeres no siempre deben mantener la boca cerrada y su útero abierto". El caso es que en cada conferencia o mitin que daba sobre la cuestión de la mujer, las autoridades dudaban si encerrarla ya antes y si no lo hacían es porque temían que podía ser peor por la campaña que se desataría en su defensa. Mientras que llamó a las mujeres a no tener como objetivo el matrimonio ya conseguir mejoras en las fábricas, o su propia determinación, la cosa no pasó de unos días entre rejas, pero cuando el 23 de marzo de 1915, delante de una amplia audiencia en el "Sunrise Club" de Nueva York, explicó quizá por primera vez en la historia, cómo tenían que ser utilizados los anticonceptivos, la paciencia policíaca alcanzó un techo.

Fue entonces arrestada ipso tacto y llevada a un juicio que se convirtió en un acto espectacular durante el cual -no sin una contradicción por su parte- aprovechó magistralmente las tradiciones democráticas revolucionarias de los «padres de la patria" norteamericana para denunciar un poder que traicionaba sus propios Dioses democráticos cuando les convenía. Gracias a su brillante autodefensa el juez le dio a elegir entre pasar quince días en un taller penitenciario o pagar una multa de quince dólares. Como la ayuda en estos casos siempre era generosa, Emma optó por lo segundo.

En Nueva York, Emma vivía habitualmente en el bohemio «Greenwich Village", tal como la muestra la famosa película de Warren Beatty, Reds (10). Puede decirse que en la atmósfera de este barrio se hallaba como un pez en el agua, y volvía a él siempre después de una campaña política. Allí se encontraban amalgamadas las vanguardias estéticas, morales y políticas, y Emma representaba junto con Berkman y el italonorteamericano Carlos Tresca, el sector ácrata. El barrio era en ocasiones la caja de resonancia de las campañas políticas de los radicales como en la que, bajo la inspiración de John Reed y con el apoyo del dirigente de los IWW, Dan Heywood, montaron una impresionante obra teatral en la calle que representaba la terrible huelga de Patterson. Económicamente la obra fue un fracaso, pero emocionalmente conmovió los cimientos del lugar.

Cuando estalló la Gran Guerra en agosto de 1914, Emma empezó a trabajar con todas sus fuerzas contra la intervención norteamericana en el conflicto y fundó junto con Reed, Berkman, Tresca y otros amigos la Liga Antialistamiento que llegó a ser el centro neurálgico de toda la agitación pacifista y antipatriotera. No pasó mucho sin que fuera de nuevo detenida y juzgada al tiempo que las revistas que dirigía con Berkman fueron cerradas e invadidas por la policía. Situada delante de los jueces no tuvo inconveniente en declarar: “Ninguna guerra se justifica si no es con el propósito de derrocar el sistema capitalista y establecer el control industrial de la clase trabajadora" (11).

Por esta razón, insistió en otra intervención, habían sido consecuentes haciendo propaganda antimilitarista desde el inicio de sus vidas militantes, aunque, al contrario que el gobierno, la Liga que representaban jamás había hecho nada contra la conciencia de nadie, sólo desertaban los que no querían participar en una carnicería motivada por intereses financieros. Esta vez, a pesar de todo el genio polémico de Emma, el veredicto del tribunal fue más allá de la multa o la cárcel, y siguiendo los dictados del gobierno de Wilson fueron obligados al destierro fuera del país. Para Emma aquello era pura y simplemente un robo de su ciudadanía, pero significaba más; era el fin de un período de una mayor flexibilidad democrática. Cuando se enteró de la noticia un fiscal de Washington pudo comentar con ironía: “Con la prohibición que se avecina y Emma Goldman que se va, este país será muy monótono".

El nuevo país al que iban a encaminarse había sido el suyo de la infancia y ahora se encontraba bajo el signo de una revolución que les llenaba de esperanzas. Seis días antes de la Navidad de 1919 salían hacia su nuevo destino en el "Buford", un desvencijado navío militar. Emma y Alexander no compartían el estrecho criterio de muchos anarquistas que reducían la revolución de Octubre a un golpe de Estado dado por la izquierda. Para ellos, Octubre había sido la culminación de la revolución rusa y miraban a los bolcheviques con ojos de buenos amigos y estaban en buena medida convencidos de que éstos se habían apropiado de ciertas premisas libertarias para proclamar que todo el poder debía de ser para los soviets, o sea para los consejos obreros de obreros, campesinos y soldados. Durante los primeros tiempos, que coincidieron con una indescriptible guerra civil que destruiría radicalmente las bases materiales de la revolución, ambos trabajaron junto con los bolcheviques que se habían convertido en un Ejército Rojo disciplinado para vencer. Durante este tiempo polemizaron con los anarquistas que se negaban a colaborar y se establecieron un poco como un puente entre ellos y el poder revolucionario. Esta actitud, fundamentalmente positiva, comenzó a cambiar al final de la guerra cuando los bolcheviques fueron prohibiendo las diferentes tendencias socialistas disconformes con su programa y sus métodos y fueron enfrentándose a las revueltas campesinas y obreras con las armas. El punto definitivo de su ruptura ocurrió en medio de los acontecimientos de Kronstadt en marzo de 1921, en los que un grupo insurreccionado levantó la bandera de una tercera revolución y los bolcheviques los reprimieron por medio de la fuerza" (12)

Entre enero de 1920 y marzo de 1921, Emma y Berkman trataron de mediar contra las actuaciones represivas de la Cheka, constituida según expresión de su máximo jefe Félix Dzherjinski, por santos y canallas. Se entrevistaron sucesivamente con Lenin y Trotsky que prometieron revisar algunos casos; con Máximo Gorky al que encontraron apesadumbrado por su mala conciencia -se había opuesto inicialmente a la revolución- y por el terrible analfabetismo del pueblo incapaz de asumir las responsabilidades del poder con sus propias manos; con Alejandra Kollontaï que les argumentó que en toda gran obra tenían que existir pequeños errores; con los delegados de origen libertario del II Congreso de la Internacional Comunista como Víctor Serge, Alfred Rosmer, Joaquín Maurín, etc., pero todo fue prácticamente inútil. El caso de Maknó se sumó al de Kronstadt y la ruptura fue tan radical que los dos se convirtieron en la principal fuente de las acusaciones anarquistas contra el comunismo ruso.

En contra de los bolcheviques, Emma vuelve su mirada hacia Kropotkin al que había conocido antes en un Congreso anarquista. El "príncipe anarquista" que durante la Gran Guerra y en la primera etapa de la revolución rusa había indignado a Emma por su actuación pro-Entente y de apoyo al Gobierno provisional -Kerensky quiso hacerlo ministro-, se encontraba ya agonizante y soñaba con una nueva Rusia estructurada por comunas que organizarían la pequeña industria artesanal, industrial y campesina que se federarían entre sí... Durante cierto tiempo y por miedo de hacerle el juego al imperialismo que tenía cercado el «país de los soviets", ninguno de los dos escribió nada para el gran público, pero en 1922 decidieron hacerlo. En uno de sus trabajos, Emma escribe:

Quizá la revolución de Rusia nació ya sentenciada. Llegando arrastrada por los cuatro años de guerra, que habían aniquilado sus mejores valores y devastado sus mejores y más ricas comarcas, es posible que la revolución no hubiese tenido suficientes fuerzas para resistir los locos arrebatos del resto del mundo. Los bolcheviques afirman que fue culpa del pueblo ruso que no tuvo suficiente perseverancia para resistir el lento y doloroso proceso de cambio operado por la revolución. Yo no creo eso y aceptando que esto fuese cierto, yo insisto, sin embargo en que no fueron tanto los ataques del exterior como los insensatos y crueles métodos que en el interior estrangularon la revolución y la convirtieron en un yugo odioso puesto sobre el cuello del pueblo ruso. La política marxista de los bolcheviques, alabada en un principio como indispensable a la revolución para ser abandonada después de haber introducido el descontento, el antagonismo y la miseria, fueron los verdaderos factores que destruyeron el gran movimiento e hicieron perder la fe del pueblo (13).

Su profunda aversión al bolchevismo llevó a Emma a no distinguir en su interior el más mínimo matiz. De esta manera, cuando tenían lugar los llamados ""procesos de Moscú", no dudó en escribir un panfleto contra Trotsky que tenían un título bastante explícito: Trotsky habla demasiado. Para ella, éste no había hecho otra cosa que preparar el camino de Stalin y calificó -junto con la CNT- a los "procesos" como un mero ajuste de cuentas entre "autoritarios". Durante la guerra civil española llegó a hablar de "contrarrevolución marxista" para definir la política estalinista, y solamente cuando la represión se abatió contra el POUM trató (paradójicamente) a Andreu Nin y a sus compañeros de "verdaderos bolcheviques".

El nuevo exilio de Emma Goldman estuvo lejos de ser dorado. No pudo volver a los Estados Unidos hasta después de muerta y las cancillerías europeas, temerosas de su fama de agitadora, le negaban sistemáticamente un visado. No obstante, aún pudo palpar por última vez la miel de la fama y de la simpatía de las masas cuando un mitin suyo en Canadá congregó a veinticinco mil personas. Después de muchas tentativas consiguió un albergue en Inglaterra gracias a los esfuerzos de la izquierda laborista, en particular a Harold Laski, teórico de la "revolución consentida" con el que tuvo amistad aunque no llegara obviamente a comulgar con sus ideas.

En 1931 escribió su autobiografía Living my life (Vivir mi vida) que será un gran éxito editorial internacional y que representa su mayor esfuerzo literario.

Pero a pesar de este triunfo personal, aquella fue una mala época para Emma. En Inglaterra no podía intervenir en la política y se encontraba por primera vez desarraigada, sin un campo de acción donde proyectarse. Se encontraba profundamente deprimida cuando le llegó la terrible noticia de que su compañero incondicional Alexander Berkman se había suicidado en París. Berkman estaba al parecer muy enfermo y muy desalentado por graves problemas con su nueva compañera, además el clima de tensiones y desavenencias entre los anarquistas rusos en el que la tensión resultaba insoportable. Cuando llegaron las noticias de ¡a guerra y la revolución española, Emma comentó que igual que ella Berkman hubiera renacido con entusiasmo.

A pesar de toda las clases de obstáculos que le ponían las autoridades británicas, Emma no pudo permanecer totalmente alejada de unos acontecimientos que parecían con firmar sus convicciones de que una revolución anarquista era posible. Aunque no pudo instalarse en España como era su deseo logró arreglar las cosas para poder efectuar tres largas visitas. En una de ellas visitó con entusiasmo el frente de Aragón, conoció las experiencias comuneras y departió animadamente con figuras del anarquismo como Durruti que la causó una honda impresión.

Aunque el idioma era una barrera difícilmente franqueable para actuar en el escenario español, se esforzó a pesar de las prohibiciones del gobierno inglés en fomentar la solidaridad con los combatientes. Su admiración por la valentía y el entusiasmo de sus compañeros españoles no le llevó como a otros ilustres anarquistas extranjeros a plegarse ante la orientación política de la CNT-FAI. No comprendía ni admitía que los anarquistas pudieran colaborar con los republicanos y con los comunistas en unas tareas gubernamentales que iban en contra de la revolución que sus bases militante estaban llevando a cabo. Se encontraba ante este problema bastante sola y se sintió internamente dividida entre sus convicciones y sus simpatías. Por un lado estaba persuadida de que en un mundo que se derrumbaba a su alrededor no había más salida que la anarquía, pero por otro intentaba comprender y veía que los dirigentes anarcosindicalistas aunque no actuaban en "provecho propio" y "eran demasiado humanos". No por ello podía dejar de denunciar una política "rayana con el oportunismo" y planteó sin éxito sus desavenencias en la Internacional Libertaria, aunque nunca hizo una crítica sistemática y rigurosa.

La derrota de la revolución y de la República española cerraron el tiempo que se había dado por delante de su compañero y el 17 de enero de 1940 una hemorragia cerebral le causó la muerte. Con ella moría en cierta medida, toda una época; moría una mujer que sería la más alta expresión del feminismo libertario cuyos frutos sobrepasa rían el campo de la anarquía y extendería su influencia entre todas las ramas del feminismo radical.

Notas

(1) Johann Most, célebre y controvertido anarquista alemán (Augsburg, Alemania, 1846-Cincinnatti, USA, 1909), que extendió sus actividades por su propio país, Austria, Inglaterra y Estados Unidos. Algunos historiadores lo equiparan como profeta a Bakunin y Kropotkin, aunque la mayoría lo ven como un turbio representante del terrorismo. Richard Drinon lo describe como un personaje que «llegó a convertirse en una figura verdaderamente trágica, en una “criatura de Andreiev, a quien todos abofeteaban: no querían aceptarlo en ningún trabajo por temor a que su rostro ahuyentara a los clientes; las muchachas y las mujeres rechazaban con repugnancia sus intenciones y, finalmente, la prensa, en especial la norteamericana, utilizaba la cara barbuda de Most, coronada por una mata de pelo, como modelo para la caricatura del anarquista que lleva la bomba bajo el brazo». Hijo de una familia pobre, Most tuvo una enfermedad que duró cinco años, y después de una intervención quirúrgica le deformó para siempre el rostro. Lo maltrataron una madrastra cruel y el no menos cruel patrón que lo tenía como aprendiz. Se educó con su propio esfuerzo y se hizo zapatero. Como «compagnon» viajó por toda Alemania, Austria. Italia y Suiza. Fue en este último país donde se adhirió a la AIT.

En el verano de 1869, fue encarcelado en Viena, debido a una soflama revolucionaria. Un año después de haber participado en la organización de una manifestación pública en demanda de la libertad de palabra y de reunión, fue sentenciado a cinco años acusado de «alta traición». Después de algunos meses de prisión, fue indultado y expulsado de Austria. En Alemania tomó parte en el partido socialdemócrata. Fue elegido en 1874 diputado socialista en el Reichstag. En 1880, cuando la Ley contra los socialistas, se refugió en Inglaterra (algunos de sus adversarios anarquistas achacan a esta frustración de su carrera parlamentaria su inclinación bakuninista). Bastante radicalizado, funda Freiheit (Libertad), en abierta polémica con el órgano oficial del SPD, Sozialdemokratic. Es expulsado por indisciplina, y evoluciona hacia el anarquismo. Most ayuda a crear algunos núcleos minoritarios en Alemania, y contribuye a que los «jóvenes socialistas» y la facción de izquierda del socialismo austriaco, evolucione hacia el anarquismo. En 1881 pasó seis meses de cárcel debido a un artículo en el que se mostraba un entusiasta de la táctica nihilista que acababa de ejecutar al zar Alejandro II. Esta confianza en la violencia le llevó a escribirá menudo cosas como la siguiente: «¡La dinamita! El mejor de los inventos. Introdúzcanse varios kilos de esta preciosa sustancia en un tubo, obtúrense ambos extremos, métase un dedal provisto de mecha, colóquese junto a un grupo de los ricos parásitos que viven del sudor de otras frentes y préndase fuego a la mecha. El resultado es de los más maravilloso y reconfortante... Medio kilo de esta excelente sustancia basta para hacer saltar por los aires a unos cuantos explotadores; ¡no lo olvidéis!».

No era Inglaterra entonces un terreno propicio para la vehemencia de Most y entonces emigró a los Estados Unidos. Su entrada en la escena norteamericana no pudo ser más apoteósica. Fue recibido con un mitin multitudinario y en poco tiempo, se puso a la cabeza de las dispersas huestes libertarias —compuestas primordialmente por emigrantes europeos y consiguió arrancar una importante fracción de las filas socialistas a través de varios debates públicos donde impuso su talla como polemista y orador. El medio primordial de la influencia de Most en Norteamérica fue la emigración que hablaba en alemán. Con la colaboración de Albert Parsons y de August Spies, Most redactó el famoso Manifiesto de Pittsburg, en el que se limita a reproducir esquemáticamente algunas de las ideas motrices de Bakunin. En primer lugar —y no es casualidad— el Manifiesto dice que «debía de destruirse por cualquier medio el orden social existente»; en segundo término postula la necesidad de organizar la producción siguiendo el esquema colectivista de su maestro y, en tercer lugar, exigía el «libre intercambio de productos equivalentes por y entre organizaciones productoras no lucrativas, sin mediación del comercio». Su ideario incluía además el federalismo, las cooperativas de producción, pero sobre todo insistía en la rebeldía permanente y por cualquier medio. Most se mostró largamente reacio a los planteamientos comunistas de Kropotkin.

Siguió publicando Freiheit, así como algunos folletos como La peste religiosa (1883), La bestia propietaria, La sociedad libre, donde desarrolla su concepción más personal del anarquismo y en 1899 muestra de su conversión al comunismo publicando El comunismo libertario. Ya 1891 había publicado en alemán el libro de Bakunin Dios y el Estado, En 1897, Most se hizo cargo de otro periódico, el Diario de los Trabajadores. En 1886, después de los sucesos de Haymarket, una de sus editoriales incendiarias le llevaron de nuevo a la cárcel, esta vez a la penitenciaria de Blakwell, Nueva York. Poco después lo descubrió Emma Goldman, que se sintió fascinada por su fulgurante personalidad. Él se sintió idolatrado y quiso tenerla a su servicio. Lo «único que le importa, dice, es tener cerca a su mujercita». Cuando demuestra su independencia, Most se siento traicionado. En 1891 Emma se aproximó a los adversarios de Most dentro del movimiento, al grupo «Autonomy», en el que Joseph Peukert tenía el papel más activo. Este grupo criticaba a Most por su tendencia conspiradora y autoritaria. En tanto que Emma Goldman se insertó en un movimiento crítico y radical muy amplio, Most siguió aferrado a su ámbito germano y fiel a los métodos violentos y conspirativos. Nunca llegó a ejercer una influencia social organizada. Siguió luchando con su periódico hasta que la muerte le sorprendió durante una gira de agitación. Su figura atrajo la imaginación de Henry James que lo inmortalizó como el misterioso Hoffdahl de su obra La princesa Casamissima. Rudolf Rocker escribió una biografía suya, Joham Most. La vida de un rebelde (La Protesta, Buenos Aires, 1927).

(2). Cf. Living my life (hay una traducción castellana editada por la Fundación Anselmo Lorenzo en dos volúmenes). A considerar también: Emma Goldman. Anarquista de ambos mundos, Campo abierto, ed. Madrid, 1978 (hay una edición Laia de Barcelona con otro subtítulo: Una anarquista en la tormenta del siglo). Otra biografía suya es la de Richard Drinon Rebelde en el paraíso, Ed. Americalee, Buenos Aires, 1960.

(3). Cf. Cinco mujeres contra el zar, Ed. ERA, México, 1981.

(4) El primero de mayo de 1886 los trabajadores de máquinas agrícolas de McCormick de Chicago se declararon en huelga para obtener una jornada de trabajo de ocho horas. El día tres con ocasión de un mitin solidario la policía cargó contra los trabajadores, entonces fue cuando una bomba anónima estalló causando cuatro muertos y una veintena de heridos. La administración americana, a falta de culpable conocido, quiso hacer un escarmiento contra el movimiento obrero y tras un juicio fantoche asesinó a los organizadores de un Congreso anarquista celebrado en las proximidades, en Pittbourg, aunque ninguno de los inculpados estuvo en el mitin. Su voluntad de ser enterrada junto a los «mártires de Chicago» fue respetada por la administración Roosevelt. joven marido para trasladarse a Nueva York. Tenía a la sazón veintiún años, pero se encontraba ya bastante curtida por la vida.

(5). León Czolgosz se había acercado a Emma en una ocasión pero sus amigos sospecharon de él. Era muy posible que hubiera realizado el atentado para hacerse valer en el medio anarquista más radical.

(6). Prólogo de Tráfico de mujeres y otros ensayos sobre el feminismo, Ed. Anagrama, Barcelona, 1977, p. 14. Algunos de sus escritos (Amor y matrimonio, La tragedia de la emancipación femenina, fueron publicados por las Mujeres libres.

(7). Ibidem, p.18.

(8). “La más bella flor de esa evolución libertaria -de los demócratas de izquierda- entre americanos que, sin preocuparse de las escuelas socialistas y anarquistas europeas, trataban simplemente de combinar al máximo de libertad, de solidaridad y de sentimientos revolucionarios como abnegados para los trabajadores explotados, para las mujeres enfeudadas a las costumbres de la familia, para la humanidad sometida a los gobernantes fue Voltairine de Cleyre (1886-1912) inspirada sus comienzos por el libre pensamiento, el martirologio de Chicago y las ideas e impulsiones de ayer, D. Lum (1839-1893), pero llegada durante sus veinticinco años de actividad a una concepción de la anarquía que fue tal vez la más amplia, tolerante, y además seria, reflexiva, que conocemos al lado de Eliseo Reclús. En su conferencia sobre la anarquía dada en Filadelfia de 1902, explica las diversas concepciones, la individualista, la mutualista (Lum), las colectivistas, la comunista en perfecta igualdad y explica las diferencias por los ambientes y personalidades donde han nacido. Si se hubiera dado siempre en esta posición, cuántas animosidades estériles nos habrían sido ahorradas!" Max Nettlau, Historia de la anarquía, Ed. Zafo, Barcelona, 1978. Cuando un senador reaccionario dijo que daría gustosos mil dólares por disparar a bocajarro contra un anarquista, Voltairine se ofreció como blanco.. Esto fue lo que hizo, ser el blanco de un pistolero, seis años más tarde y quedó desde entonces maltrecha, Sin embargo, ella no quiso llevar al autor a los tribunales.

(9) Tráfico de mujeres, Pág. 38.

(10) Quizás uno de los aspectos positivos de esta película sea su colaboración al redescubrimiento de Emma que empero, aunque muy bien interpretado por Mauren Stapleton, aparece extrañamente como una mujer solitaria, sin Berkman y bastante cortada de su contexto real de intervención. Sobre Reds me permito señalar mi trabajo sobre la película aparecido en la antología de John Reed titulada Rojos y Rojas (Ed. Intervención cultural/El Viejo Topo, Barcelona, 1999).

(11). Esta fórmula era la defendida por los teóricos del «Industrial Worker of World", de inspiración marxista. Se trataba de una dictadura del proletariado basada en los sindicatos y el control obrero de las industrias.

(12). Una versión bastante detallada y reflexiva sobre estos acontecimientos es la de Paul Avrich, Kronstadt 1921, Ed. Proyección, Buenos Aires. Avrich demuestra que: a) los ocupantes de la fortaleza no eran anarquistas y querían unos soviets sin bolcheviques; b) que los blancos deseaban fervientemente su victoria; c) que los bolcheviques no tuvieron más remedio que intervenir. Me remito a los artículos sobre la cuestión aparecido en Kaos.

(13). Dos años en Rusia, Pequeña Biblioteca, Mallorca, 1978, págs. 27-28. Berkman publicó tres pequeños libros sobre el tema: La rebelión de Kronstadt, El mito bolchevique y La revolución rusa y el Partido Comunista. Emma igualmente trata ampliamente el tema en su autobiografía.

Emma Goldman: Una mujer sumamente peligrosa

EMMA GOLDMAN

ISABEL OYARZABAL SMITH


Periodista, escritora, dramaturga, traductora, folklorista, actriz y diplomática. Nació en Málaga el día 12 de junio de 1878. Su padre se llamaba Juan Oyarzábal y Bucelli y su Madre Ana Smith y Guithrie. La madre supo educar a su hija con una libertad y perspectiva impensables para la mayoría de la clase social a la que pertenecían.

Su padre era un hombre más conservador, aunque tolerante, debido quizás a su educación en el extranjero. A Isabel, la conciencia de clase se le despertó a una edad muy temprana. Alumna de las monjas de la Asunción, daba clases en la «escuela de las niñas pobres», hijas de las familias que vivían en las barracas del monte Gibralfaro. A cambio, los padres debían asistir a misa para corresponder a este servicio y a las ayudas de víveres y ropas que la burguesía les proporciona.

Este chantaje no es admitido por Isabel y así se lo hace saber a su padre.

En 1909 se casa con Ceferino Palencia, de quien adopta el apellido. El matrimonio tuvo un hijo y una hija. Sus colaboraciones crecen en las revistas españolas Blanco y Negro, El Heraldo, Nuevo Mundo, La Esfera.

En 1918 comienza su militancia feminista en la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME), de la que llegó a ser presidenta. En 1920 asistiría como delegada al Congreso de la Alianza Internacional para el Sufragio de la Mujer

(Ginebra), como Secretaria del Consejo Supremo Feminista de España. Su sección del diario El Sol, «Crónicas Femeninas», las firmaba como Beatriz Galindo. A esta faceta de mujer triunfadora se le oponía su fracaso matrimonial. A los adulterios del marido respondió con la intensificación de su trabajo feminista. Por primera vez, tuvo la oportunidad de conocer un ateneo obrero cuando la invitaron a dar una conferencia sobre la educación de las mujeres en la Casa del Pueblo, sorprendiéndose de la inteligencia natural de la clase trabajadora.

Muy lejos de esta actividad son sus conferencias sobre folklore y moda en ciudades como Montreal, Miami, Nueva York o San Francisco, recogidas en un libro titulado E l traje re g i o n a l de España (1926). Su sensibilidad también la llevó a publicar y dar c o n f e rencias sobre los problemas de la infancia: El alma del niño (1921). En 1926 es vicepresidenta, con Victoria Kent,del Lyceum Club Femenino. A finales de 1920 su participación en la vida política se intensifica. En 1929 preside la Liga Femenina Española por la Paz y la Libertad y se especializa en Derecho Internacional. Fue la única mujer que formó parte de la Comisión Permanente de la Esclavitud en las Naciones Unidas. En 1930, consiguió entrar en la cárcel y fotografiar al Comité Revolucionario Republicano. Sus fotografías se publicaron en el Daily Herald de Londres.

En 1931 su candidatura aparece en las listas del Partido Socialista. Su implicación con la República es total: Consejera Gubernamental de la XV Conferencia Internacional del Trabajo (Ginebra, 1931), vocal del Consejo del Patronato del Instituto de Reeducación Profesional, delegada en la Sociedad de Naciones... En 1933 gana por concurso-oposición una plaza de Inspectora Provincial y representa al gobierno de la República en la Sociedad de Naciones. Actuó como ministro plenipotenciario (hecho insólito para una mujer) en nombre de la República, en el seno de las Naciones Unidas. Se implica también en el Comité Mundial de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo. En 1935 asiste como representante de los trabajadores a la Conferencia Internacional del Trabajo, en Ginebra (no quiso aceptar representar a un Gobierno «autoritario»).

Declarada la guerra, en 1936, pasa a formar parte de la Comisión de Auxilio Femenino. En Octubre de ese año es nombrada Ministro Plenipotenciario de segunda clase y se le destina a Estocolmo. Su labor durante esos meses se desarrolló en una febril actividad en pro de la República.

En abril de 1939 abandona la embajada y se dispone, con toda su familia, liberada ya de los campos de concentración franceses, a iniciar su exilio en México.
Continuó con su actividad creativa y su militancia activa feminista. Murió en México, en 1974, un año antes que el dictador. Durante todos los años que duró su exilio conservó como un talismán tres cintas con los colores republicanos que quedaron prendidas de sus manos cuando embarcó en el puerto noruego que la llevaba a su destino de exiliada, junto a tantos españoles.

Isadora Duncan


Dora Angela Duncan, conocida como Isadora Duncan (San Francisco, 27 de Mayode 1878 - Niza, , 14 de Septiembre de 1927) fue una bailarina estadounidense.

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Isadora Duncan nació en San Francisco (EEUU). Su padre, Joseph, abandonó la familia cuando Isadora era aun muy pequeña, siendo posteriormente acusado de fraude bancario, y encarcelado. Esto creó en el hogar de los Duncan una difícil situación de penuria económica, hecho que influyó al parecer en el alejamiento de la familia de la fe católica que habían profesado (Isadora se declaró varias veces durante su vida como “atea convencida”). Isadora Duncan abandonó la escuela a la edad de diez años y comenzó junto con su hermana Isabel a impartir clases de danza a otros niños de su barrio, mientras su madre, Dora, daba lecciones de piano para sustentar a la familia y se encargaba de la educación de sus hijas. Predominaban en las lecciones musicales Mozart, Schubert y Schumann, que tuvieron una indiscutible influencia en el posterior desarrollo artístico de Isadora. De acuerdo con sus biógrafos, Isadora era una niña solitaria y retraída que solía jugar en la playa mientras observaba el mar. Su fascinación por el movimiento de las olas sería el germen de su arte en los años posteriores. La niña Isadora imaginaba entonces movimientos de manos y pies que acompañaban a las olas de la bahía de San Francisco, y que serían el origen de su peculiar estilo en la Danza. La influencia del mar y sus juegos infantiles se recogen el su Autobiografía, publicada en 1927. Cuando Isadora llegó a la adolescencia, la familia se mudó a Chicago, donde Duncan estudia danza clásica. La familia perdió todas sus posesiones en un incendio, y se trasladó nuevamente, esta vez a Nueva York, donde Duncan ingresa en la compañía de teatro del dramaturgo Agustin Daly. En los albores del siglo Isadora convence a su madre y a su hermana para que la familia emigre a Europa. Es irónico pensar que por aquel entonces media Europa intentaba emigrar a Estados Unidos para alejarse de la penuria económica y encontrar un futuro mejor, pero aun así las Duncan parten en 1900 y se asientan en Londres, y posteriormente en Paris.



Durante su etapa londinense Isadora, siempre inquieta y autodidacta, pasa largas horas en el Museo Británico. Le fascinan las expresiones artísticas de la Grecia clásica, y muy especialmente los vasos decorados con figuras danzantes. De ellas adoptará algunos elementos característicos de su danza, tales como inclinar la cabeza hacia atrás como las bacantes. Es en esta época cuando comienza a consolidarse el estilo único de Isadora. Se trata de una danza muy alejada de los patrones clásicos conocidos hasta entonces, incorporando puestas en escena y movimientos que tenían más que ver con una visión filosófica de la vida ligada quizá al expresionismo (línea de pensamiento artístico incipiente por aquella época), y por tanto a una búsqueda de la esencia del arte que solo puede proceder del interior. Isadora era plenamente consciente de que su estilo suponía una ruptura radical con la danza clásica, y en este sentido se veía a si misma como una revolucionaria precursora en un contexto artístico de revision generalizada de los valores antiguos. Al mismo tiempo que su estilo se iba consolidando, Isadora estudiaba en profundidad la danza y la literatura antiguas a traves de los museos, particularmente el Louvre de Paris, la National Galleryy el Museo Rodin. Los temas de las danzas de Isadora eran clásicos, frecuentemente relacionados con la muerte o el dolor, pero en oposición a los asuntos de la danza clásica conocida hasta entonces, que giraban en torno a héroes, duendes y trasgos. Su puesta en escena era también “revolucionaria”, y en cierto sentido minimalista: apenas algunos tejidos de color azul celeste en lugar de los aparatosos decorados de los montajes conocidos hasta entonces, y una túnica vaporosa que dejaba adivinar el cuerpo y entrever las piernas desnudas y los pies descalzos, frente a los vestidos de tutú, zapatillas de punta y medias rosadas de rigor en el ballet clásico. Isadora bailaba sin maquillaje y con el cabello suelto, mientras que lo “normal” en aquella época era maquillarse a conciencia y recogerse el pelo en un moño o coleta. Es comprensible que el estilo de Isadora chocase en un principio al público del momento, acostumbrado al lenguaje de la danza clásica. Isadora hubo de aguantar abucheos e interrupciones de diversa índole en sus sesiones de danza durante algún tiempo, siendo notable en este sentido la polémica que se desató durante una gira por América del Sur en 1916.



Isadora Duncan tuvo una vida personal tan poco convencional como la expresión de su arte, y vivió siempre al margen de la moral y las costumbres tradicionales. Se casó con el poeta ruso Sergei Yesenin, 7 años más joven que ella. Yesenin la acompañó en un viaje por Europa, pero el carácter violento de éste y su adicción al alcohol dieron al traste con el matrimonio. Al año siguiente Yesenin regresó a Moscú, donde sufrió una profunda crisis a raíz de la cual fue ingresado en una institución mental. Se suicidó poco tiempo después (28 de diciembre de 1925), aunque se ha especulado con la posibilidad de que fuese asesinado. Isadora eligió ser madre soltera, y tuvo dos hijos. Aunque no quiso revelar el nombre de los padres se sabe que fueron del diseñador teatral Gordon Craig y de Paris Singer, hijo del magnate de las máquinas de coser Isaac Singer. La vida privada de Isadora no estuvo nunca exenta de escándalos, ni tampoco de tragedias. La más espantosa fue ciertamente la muerte de sus dos hijos Deirdre y Patrick, que se ahogaron en un accidente en el río Sena en París, en 1913, al caer al agua el automóvil en el que viajaban junto a su nodriza. Isadora Duncan era Bisexual, y mantuvo relaciones con algunas mujeres conocidas de su epoca, tales como la poetisa Mercedes Acosta o la escritora Natalie Barney. Se le atribuyeron muchos otros romances no confirmados con otras mujeres, tales como la actriz Eleonora Duse o Lina Poletti.

Hacia el final de su vida, la carrera de Isadora había empezado a declinar. Fueron para ella tiempos de serios problemas financieros y diversos escándalos sentimentales, acompañados por algunos episodios de embriaguez pública. Todo esto la fue alejando de sus amigos y su público, y finalmente de su propio arte. Isadora vivió aquellos años finales entre París y la costa del Mediterráneo, dejando deudas considerables en hoteles o pasando cortos períodos en apartamentos alquilados. Algunos de sus amigos trataron de convencerla para que escribiese su autobiografía, con la esperanza de aliviar un poco su ya preocupante situación económica. Uno de estos amigos fue el escritor Sewel Stokes, quien conoció a Isadora en sus últimos años, cuando ya estaba prácticamente sola y arruinada. Stokes escribió posteriormente un libro sobre la bailarina: “Isadora, un retrato íntimo”. La autobiografía de Isadora Duncan fue finalmente publicada en 1927.



Las trágicas circunstancias que rodean la muerte de Isadora Duncan han contribuido sobremanera a la consolidación del mito, y están envueltas en cierto misterio que la historia no ha conseguido despejar por completo. Isadora Duncan murió en un accidente de automóvil acaecido en Niza, Francia la noche del 14 de septiembre de 1927, a la edad de 50 años. Murió estrangulada por la larga chalina que lucía alrededor de su cuello aquel día, cuando ésta se enredó en la llanta del automóvil en que viajaba. Este accidente dio lugar al famoso comentario mordaz, original de Gertrude Stein de que “la afectación puede ser peligrosa.” Duncan viajaba el asiento del copiloto de un automóvil Amilcar propiedad de un joven y guapo mecánico italiano, Benoît Falchetto, a quien ella irónicamente había apodado “Buggatti”. (La marca del automóvil es materia de debate, pero la opinión general es que se trataba de un Amilcar modelo GS de 1924. La leyenda transformó después la marca y lo convirtió en un Bugatti, mucho más caro y lujoso). Antes de subir al vehículo, Isadora profirió unas palabras pretendidamente recordadas por su amiga Maria Desti y algunos compañeros: "Adieu, mes amis. Je vais à la gloire!" (¡“Adiós, amigos míos, me voy a la gloria!”) Sin embargo, según los diarios del novelista americano Glenway Wescot que estaba en Niza en ese entonces y visitó el cuerpo de la Duncan en el depósito de cadáveres (sus diarios están en la colección de la biblioteca de Beineke, en la Universidad de Yale), Desti admitió haber mentido sobre las últimas palabras de la bailarina, y confesó a Wescott que estas habían sido: "Je vais à l'amour" (“Me voy al amor”). Al parecer, Desti consideró estas palabras poco apropiadas como un último testimonio histórico de su ilustre amiga, ya que indicaban que Isadora y Benoît partían hacia uno de sus encuentros románticos. Cualesquiera que fuesen sus palabras, cuando Falchetto puso en marcha el vehículo la delicada chalina de Duncan (una estola pintada a mano regalo de su amiga Desti, suficientemente larga como para envolver su cuello y su talle y ondear por fuera del automóvil) se enredó entre la llanta de radios y el eje trasero del coche provocando la muerte por estrangulamiento de Isadora. En el obituario publicado en el diario “New York Time ” el 15 de septiembre de 1927 podía leerse lo siguiente: “el automóvil iba a toda velocidad cuando la estola de fuerte seda que ceñía su cuello empezó a enrollarse alrededor de la rueda, arrastrando a la señora Duncan con una fuerza terrible, lo que provocó que saliese despedida por un costado del vehiculo y se precipitase sobre la calzada de adoquines. Así fue arrastrada varias decenas de metros antes de que el conductor, alertado por sus gritos, consiguiese detener el automóvil. Se obtuvo auxilio médico, pero se constató qua Isadora Duncan ya había fallecido por estrangulamiento, y que sucedió de forma casi instantánea”. Isadora Duncan fue incinerada, y sus cenizas fueron colocadas en el columbario del cementerio de Père- Lachaise (París- Francia)

DOLORES IBARRURI "PASIONARIA"

DOLORES IBARRURI "PASIONARIA"

"vale más morir de pié que vivir de rodillas" Esta frase que acotó la Pasionaria Dolores Ibárruri para aglutinar a las mujeres y obreros forma parte de las consignas obreras por la lucha de sus derechos.

Dolores Ibárruri nace en 1895 en Gallarta, Vizcaya, en el seno de una familia pobre y numerosa. Con la aspiración de ser maestra Isadora Ibárruri Gómez (verdadero nombre de la Pasionaria) se topa con el primer limite para el desarrollo la pobreza, sus padres la habían empleado en una casa para hacer trabajos domésticos.

A los 21 años Dolores se casa con Julián Ruiz líder socialista obrero. Ese mismo año nace su primera hija, Esther, quien muere muy pequeña. Sus padres siempre se opusieron al matrimonio, pues conocían las ideas socialistas de Julián.

Dolores en contacto con los obreros y una vida de miseria despiertan su conciencia colectiva y asume que la única manera de acabar con tanta injusticia era el socialismo comunista.

Comienza su militancia en ese mismo año. En 1918 escribe su primer artículo en El Minero Vizcaíno que firma con un seudónimo: La Pasionaria. Se ha especulado mucho sobre las razones que la llevaron a elegirlo. Se cree que se inspiró en la flor del mismo nombre; resistente a todos los climas y estaciones, permanece siempre verde.

El 15 de abril de 1920 la agrupación socialista de Somorrostro, donde ella vivía, se suma a la fundación del Partido Comunista Español (PCE), de la cual Dolores es fundadora y militaría hasta el fin de sus días.

Muy pronto Dolores destaca como líder; sabe llegar a la gente; se involucra personalmente con los trabajadores para movilizarlos.

En 1928 participa en una manifestación de mujeres ante el Gobierno de Bilbao, pidiendo la liberación de los presos comunistas.

Dos años más tarde en 1930 Dolores es elegida miembro del Comité Central del partido, y es enviada como delegada al III Congreso del PCE, para comenzar en 1931 su aventura como oradora y escritora. Se separa de su marido y se traslada a Madrid junto con sus pequeños Rubén y Amaya, para redactar el diario Mundo Obrero.

A los 37 años Dolores participa en el IV Congreso, donde es nombrada responsable de la formación de la Comisión Femenina del partido. Es detenida dos veces y encarcelada por participar en mítines, y por sus incendiarios artículos y discursos.

Dolores representaba para los fascistas no sólo ese odioso ruido de los proletarios capaces de juzgar la realidad y la historia, sino, además, la no menos odiosa transgresión de la mujer opuesta al prototipo reaccionario femenino y que Franco idealizó en la figura de su propia madre.

Dolores es el referente de la mujer que no responde a los moldes establecidos. Lo es también para su propio hijo Rubén, aquel niño que aprendió la vida clandestina desde que nació, que se curtió, hiciera sol o lloviera, a las puertas de la cárcel de Madrid, día tras día, esperando que liberaran a Dolores, su madre.

A los 38 años es candidata a diputada por Asturias en las elecciones legislativas. En ese año viaja por primera vez a Moscú, donde conoce a José Stalin, y en 1934 preside el Primer Congreso del Comité de Mujeres. Va a París al Congreso Mundial de Mujeres, que se pronuncia contra la guerra y el fascismo.

Como reconoce que por sus actividades, sus entradas a la cárcel y sus viajes no puede ofrecer un sitio estable a sus hijos, decide enviarlos a estudiar a Rusia en 1935.

Al año siguiente es elegida diputada e interviene en un mitin donde haría célebre la sentencia: "El pueblo español prefiere morir de pie que vivir de rodillas". También crea la revista quincenal Mujeres, que se proclama en contra del fascismo y la guerra.

Elegida vicepresidenta de las Cortes en 1937, protege a los católicos de las represalias incontroladas de las masas, con el fin de hacer prevalecer el imperio de la ley. En 1939 Dolores coordina la emigración española a la URSS, a donde es enviada. Durante todo este tiempo nunca dejó de leer cuanto libro cayó en sus manos.

Los gobiernos fascistas en la España y la Francia de esa época hacían imposible la estancia de la Pasionaria en su suelo; de nuevo se refugia en la URSS en 1941.

En 1942 asume la secretaría general del PCE y se traslada a París. Tenía 50 años.

Una década más tarde Dolores es enviada a Checoslovaquia para transmitir desde allá Radio España Independiente.

En 1960 renuncia a la secretaría general del partido durante su VI Congreso, pero acepta la presidencia. A los 67 años recibe el premio Lenin de La Paz (1967) y el doctorado honoris causa en Historia por la Universidad de Moscú. En 1963 visita Cuba por primera vez, y se entrevista con Fidel Castro. Viaja también a Yugoslavia, China, Suiza e Italia.

En 1975 muere Francisco Franco. Dolores tiene 80 años. Al año siguiente solicita su pasaporte para regresar a España y llega a Madrid el 13 de mayo de 1977, después de 38 años de exilio. Es reelegida diputada por Asturias el 15 de junio de ese año, pero poco puede hacer ante las amañadas cortes bicamerales. En septiembre le implantan un marcapasos en el corazón.

Dolores Ibárruri, la Pasionaria muere a los 94 años en Gallarta, su pueblo natal, el 12 de noviembre de 1989, año también de la caída del Muro de Berlín mientras se vienen abajo los ideales por los que había luchado: desaparecieron la URSS y el bloque socialista. Hemos heredado de ella la lucha constante y pasión por un mundo menos bélico y más justo.

El asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht


El asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, hubo una vez una revolución en Alemania

David Arrabalí
Mundo Obrero


La noche del 15 de enero de 1919 en Berlín, fue detenida Rosa Luxemburgo: una mujer indefensa con cabellos grises, demacrada y exhausta. Una mujer mayor, que aparentaba mucho más de los 48 años que tenía.

Uno de los soldados que la rodeaban, le obligó a seguir a empujones, y la multitud burlona y llena de odio que se agolpaba en el vestíbulo del Hotel Eden le saludó con insultos. Ella alzó su frente ante la multitud y miró a los soldados y a los huéspedes del hotel que se mofaban de ella con sus ojos negros y orgullosos. Y aquellos hombres en sus uniformes desiguales, soldados de la nueva unidad de las tropas de asalto, se sintieron ofendidos por la mirada desdeñosa y casi compasiva de Rosa Luxemburgo, "la rosa roja", "la judía".

Le insultaron: "Rosita, ahí viene la vieja puta". Ellos odiaban todo lo que esta mujer había representado en Alemania durante dos décadas: la firme creencia en la idea del socialismo, el feminismo, el antimilitarismo y la oposición a la guerra, que ellos habían perdido en noviembre de 1918. En los días previos los soldados habían aplastado el levantamiento de trabajadores en Berlín. Ahora ellos eran los amos. Y Rosa les había desafiado en su último artículo:

«¡El orden reina en Berlín! ¡Ah! ¡Estúpidos e insensatos verdugos! No os dais cuenta de que vuestro orden está levantado sobre arena. La revolución se erguirá mañana con su victoria y el terror asomará en vuestros rostros al oírle anunciar con todas sus trompetas: ¡Yo fui, yo soy, yo seré!».


La empujaron y golpearon. Rosa se levantó. Para entonces casi habían alcanzado la puerta trasera del hotel. Fuera esperaba un coche lleno de soldados, quienes, según le habían comunicado, la conducirían a la prisión. Pero uno de los soldados se fue hacia ella levantando su arma y le golpeó en la cabeza con la culata. Ella cayó al suelo. El soldado le propinó un segundo golpe en la sien.

El hombre se llamaba Runge. El rostro de Rosa Luxemburgo chorreaba sangre. Runge obedecía órdenes cuando golpeó a Rosa Luxemburgo. Poco antes él había derribado a Karl Liebknecht con la culata de su fusil. También a él le habían arrastrado por el vestíbulo del Hotel Eden.

Los soldados levantaron el cuerpo de Rosa. La sangre brotaba de su boca y nariz. La llevaron al vehículo. Sentaron a Rosa entre los dos soldados en el asiento de atrás. Hacía poco que el coche había arrancado cuando le dispararon un tiro a quemarropa. Se pudo escuchar en el hotel.

La noche del 15 de enero de 1919 los hombres del cuerpo de asalto asesinaron a Rosa Luxemburgo. Arrojaron su cadáver desde un puente al canal. Al día siguiente todo Berlín sabía ya que la mujer que en los últimos veinte años había desafiado a todos los poderosos y que había cautivado a los asistentes de innumerables asambleas, estaba muerta. Mientras se buscaba su cadáver, un Bertold Brecht de 21 años escribía:

La Rosa roja ahora también ha desaparecido.
Dónde se encuentra es desconocido.
Porque ella a los pobres la verdad ha dicho
Los ricos del mundo la han extinguido.

Pocos meses después, el 31 de mayo de 1919, se encontró el cuerpo de una mujer junto a una esclusa del canal. Se podía reconocer los guantes de Rosa Luxemburgo, parte de su vestido, un pendiente de oro. Pero la cara era irreconocible, ya que el cuerpo hacía tiempo que estaba podrido. Fue identificada y se le enterró el 13 de junio.

En el año 1962, 43 años después de su muerte, el Gobierno Federal alemán declaró que su asesinato había sido una "ejecución acorde con la ley marcial". Hace sólo nueve años que una investigación oficial concluyó que las tropas de asalto, que habían recibido órdenes y dinero de los gobernantes socialdemócratas, fueron los autores materiales de su muerte y la de Karl Liebknecht.


Aniversario del asesinato de la luchadora social alemana Rosa Luxemburgo

Miles de personas participaran en la marcha en homenaje a Rosa Luxemburgo, la «Rosa Roja», en Berlín

David Arrabalí. Mundo Obrero

El mes de enero suele ser una de las fechas más esperanzadoras para todos aquellos alemanes que aún creen en una alternativa izquierdista al actual sistema neoliberal. Hasta el próximo 15 enero se celebrará la ya tradicional conferencia internacional «Rosa Luxemburg» que finalizará con la manifestación que ese día recorrerá, en honor de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, las calles de Berlín camino del «cementerio de los socialistas».

Esta manifestación a la que en año pasado asistieron cien mil personas, junto con la Conferencia organizada por el diario izquierdista Junge Welt, se celebra cada año con motivo del asesinato, el 15 enero de 1919, de la luchadora social alemana, de origen polaco, Rosa Luxemburgo, figura central del socialismo internacional revolucionario y fundadora del Partido Comunista Alemán (KPD), partido político ilegalizado por el gobierno alemán y prohibido en la actualidad en ese país.

Rosa Luxemburgo fue asesinada por las tropas de asalto al servicio de la socialdemocracia. Junto a ella murió su camarada Karl Liebknecht. Nació el 5 de marzo de 1871. Mucha gente sigue la tradición de la Alemania oriental de asistir a la manifestación para recordarla, su respeto lo demuestran depositando claveles rojos en el monumento dedicado a la «Rosa Roja» y a los socialistas y comunistas que trabajaron por un mundo mejor.

Aniversario del asesinato de la luchadora social alemana Rosa Luxemburgo

La actualidad del pensamiento de Rosa Luxemburgo

David Arrabalí. Mundo Obrero

"Qué extraordinario es el tiempo que vivimos", escribía Rosa Luxemburgo en 1906. "Extraordinario tiempo que propone problemas enormes y espolea el pensamiento, que suscita la crítica, la ironía y la profundidad, que estimula las pasiones y, ante todo, un tiempo fructífero, preñado".

Rosa Luxemburgo vivió y murió en un tiempo de transición, como el nuestro, en el que un mundo viejo se hundía y otro surgía de los escombros de la guerra. Sus compañeros intentaron construir el socialismo, sus asesinos y enemigos ayudaron a Adolf Hitler a subir al poder.

Hoy, cuando el capitalismo demuestra una vez más que la guerra no es un accidente, sino una parte irrenunciable de su estrategia. Cuando los partidos y organizaciones "tradicionales" se ven en la obligación de cuestionar sus formas de actuar ante el abandono de las masas. Cuando la izquierda transformadora aboga exclusivamente por el parlamentarismo como vía para el cambio social. Cuando nos encontramos ante una enorme crisis del modelo de democracia representativa y los argumentos políticos se reducen al "voto útil".

Hoy, decimos, Rosa Luxemburgo se convierte en referente indispensable en los grandes debates de la izquierda. No es sino su voz la que se escucha bajo el lema, aparentemente novedoso: "Otro mundo es posible". Ella lo formuló con un poco más de urgencia: "Socialismo o barbarie".

Su pensamiento, su compromiso y su desbordante humanidad nos sirven de referencia en nuestra lucha para que este nuevo siglo no sea también el de la barbarie.

* David Arrabalí es miembro del Consejo de Redacción de la revista Mundo Obrero y master en Materialismo Histórico y Teoría Crítica por la Universidad Complutense de Madrid (UCM).

ROSA LUXEMBURGO

CLARA ZETKIN

sábado, 2 de enero de 2010